miércoles, 4 de noviembre de 2009

Liberales y Conservadores



INTRODUCCIÓN

En el año de 1859 Juárez estaba en una situación desesperada. Por un lado tenía a los conservadores atacando con la mayoría de los militares profesionales y por otro existía una presión por parte de EU para asociarse más territorio. Sumado a esto los conservadores buscaban desde hacía muchos años un monarca europeo para México.
Pero no solo eran las amenazas sino el hecho preciso de que los gobiernos conservadores habían firmado un tratado con España (tratado Mont-Almonte) que comprometía la soberanía del país. La firma de este tratado era sabido por el gobierno de Juárez así como la búsqueda de un monarca Europeo para México. Napoleón III era el monarca de Francia en esos momentos y tenía la ambición de intentar las viejas glorias de su tío, Napoleón El Grande, en contraste al apodo que llevaba Napoleón III, El Pequeño.




Así, en 1859 bajo una presión tremenda, Juárez decide aplicar un plan sobre el que se había negociado largamente y que le permitiría el paso de por vida sobre el Istmo de Tehuantepec a los EU.
No fue una tontería aquello que pensaba Juárez pues el tratado Mclane-Ocampo era una reclamación, válida además, sobre artículos que se habían establecido en dos tratados anteriores entre México y EU. Uno en 1836 y el segundo llamado tratado de la Mesilla. En el tratado de la Mesilla, México argumentó que debía respetar los tratados que firmara con otras naciones y logró que el Istmo quedara fuera de las ambiciones gringas con el pretexto de que los derechos de la construcción de ese paso pertenecían a ingleses. Pero la suerte cambió, y en 1859, ese derecho era ahora propiedad de Louisiana. Así, el argumento que México había usado en el pasado se le invertía ahora.
Cuando ese tratado se empezó a negociar, los gringos aprovecharon, y no pedían sólo el paso por Tehuantepec. Querían la península de Baja California entera, parte de Chihuahua y parte de Sonora. Buchanan, el presidente de aquella época quería todo lo que estuviera encima del paralelo 26, lo que significa separar todo el norte actual mexicano. Obviamente los gringos establecieron tratos con los conservadores pero, como estaban ganando la guerra, rechazaron esta posibilidad.
Una vez fracasados los intentos de negociar con los conservadores surgió la idea de negociar con Juárez. A cambio de eso Juárez recibiría ayuda militar y lo más importante, el respaldo y reconocimiento de EU a su gobierno. Evidentemente los gringos no podían querer menos que Baja California a cambio de ello. Juárez, a lo largo de tensas negociaciones logró convencer a los gringos que eso era imposible. Así Juárez logró que un tratado de compra-venta se convirtiera en un tratado comercial. Ciertamente era desventajoso pero, a pesar de que el tratado se firmaría como un paso a perpetuidad, México y EU podían cancelarlo.
Otro hecho fue que junto con este tratado se unió uno de libre comercio con EU. Pero aquí hay que aclarar que la mayoría del equipo de Juárez era librecambista. Por lo tanto les parecía ventajoso. Contra lo que normalmente se dice, el Mclane-Ocampo fue rechazado precisamente por este tratado. Los puntos principales fueron:
1. La presión y sobornos que ejercieron sobre los senadores los dueños de derechos para construir canales en Panamá y otro punto en Centroamérica.
2. La visión que ya se tenía de que una incorporación de México (que era el propósito) llevaría a una guerra civil y fortalecería a los estados esclavistas.
De esta forma, lo que trato de decir es que el tratado Mclane-Ocampo, dejando de lado las críticas que siempre se hacen a Juárez, fue un éxito por los siguientes motivos:
1. Evitó una invasión armada de EU a México.
2. Convirtió un tratado de compra-venta en un tratado comercial. Ciertamente desventajoso pero finalmente mucho mejor que perder una parte del país.
3. Inició la era del libre comercio, aunque fracasó.
4. Consiguió apoyo gringo para el gobierno de Juárez y ayudó a su triunfo.
5. Liquidó asuntos pendientes de tratados anteriores, particularmente el de la Mesilla.
Por último, siempre se acusa a Juárez de que quería vender México a EU, lo cual es totalmente falso, pues Juárez ya en el poder, tuvo la oportunidad de haberlo querido, de negociar algo parecido al tratado Mclane-Ocampo. Lo que sí se sabe es que los gringos volvieron a ofertar nuevamente para comprar territorio.
Siempre es curioso ver que se ataque a Juárez por sus supuestas ideologías, lo cual es de locos, pues a un hombre no se le juzga por sus pensamientos, simpatía o eso. A un gobernante se le juzga por sus resultados. Y la consecuencia de más de 14 años de presidencia de valentía que ejerció Juárez fueron cero venta o pérdida de territorio, triunfo en dos guerras, el fin del sistema feudal que se vivía en México y la destrucción final del poder infeliz que la iglesia ejercía en México. En pocas palabras, Juárez es el fundador del estado moderno mexicano y “solamente” por eso es el más grande presidente que haya tenido este país.

PLAN REVOLUCIÓN DE AYUTLA

Después de la Guerra de Independencia, cierto número de caciques consiguieron consolidar su poder en amplias regiones. Tal fue el caso de Juan Álvarez, quien tenía enormes influencias en una vasta zona al sur del país.
El plan fue proclamado el 1 de marzo de 1854 y firmado por Villarreal. El documento desconocía a Santa Anna y proponía instalar a un presidente interino que convocara a un Congreso Constituyente y estableciera una república representativa, regida por instituciones liberales. El día 14, una junta nombró presidente al general Martín Carrera. Éste gobernó hasta el 12 de septiembre de ese año, cuando lo sustituyó Rómulo Díaz de la Vega.
La verdadera importancia de la revolución de Ayutla fue que a través de ella llegó un nuevo grupo político al poder. Estaba integrado por antiguos discípulos de los reformistas de 1833, José María Luis Mora y Valentín Gómez Farías. Aunque había diferencias entre ellos, puesto que se separaban en liberas y federales, tenían características comunes. Casi todos, a excepción de Benito Juárez, provenían de la clase media burguesa y se habían formado en seminarios religiosos. Deseaban un cambio liberal en el país y buscaban la posibilidad de participar en la política, pues muchos se habían visto olvidados durante el gobierno de Santa Anna, e incluso habían salido rumbo al exilio.
La revolución de Ayutla, que buscaba cambiar las estructuras existentes para poner en marcha los principios de su ideología liberal y burguesa, logró atraer a un extenso movimiento popular en el que participaron campesinos de varios estados del país. A ello contribuía el desprestigio del gobierno prevaleciente y la falta de estabilidad económica.
El movimiento rápido tomó una dimensión nacional, lo que provocó que Santa Anna abandonara el país el 9 de agosto de 1855. Como era de esperarse, Juan Álvarez se convierte en Presidente interino de la República apoyado por los masones del Rito Nacional Mexicano. Y aunque duró poco tiempo en el poder, escasamente un año, fue suficiente para colocar en gabinete a sus compañeros Benito Juárez, Melchor Ocampo, Ignacio Comonfort y Guillermo Prieto.
Producto de aquel Plan de Ayutla, en febrero de 1857 se proclama una nueva Constitución. Una muy moderna que recogía las mejores ideas y normas de aquellos tiempos. Aquel documento tomó por sorpresa a la realidad de nuestro México rural acostumbrado a caudillos, caciques, espiritualidades y sin una identidad nacional formada.
En realidad, la Constitución abolió el fuero militar y eclesiástico, dos fuerzas que antes del Plan de Ayutla estaban acostumbrados a gobernar con falsedad.
Este Plan tuvo grandes consecuencias, pues con el tiempo concedió la consolidación de instituciones y finalizó con la anarquía y la inestabilidad que dejaron las primeras décadas del México independiente. Las disputas entre liberales y conservadores no terminaron con el Plan ni con la Constitución de 1857, pero dejó ver que el modelo borbónico estaba en crisis y que la aristocracia heredada de la Colonia tenía como rival a una nueva burguesía ilustrada.

PRIMER GOBIERNO LIBERAL

Después de haberse proclamado el Plan de Ayutla, el 11 de enero de 1861 Juárez pudo entrar triunfante a la capital de la República realzando los principios de la legalidad luego del gran triunfo en los llanos de Calpulalpan el 22 de diciembre de 1860 de las fuerzas republicanas comandadas por don Jesús González Ortega sobre el Ejército conservador que en esa jornada estaba al mando del general don Miguel Miramón.
En ésta ocasión salvó a la República de todo peligro interior.
La victoria de los mexicanos liberales fue resonante. Tuvo una dimensión interna y otra internacional, las dos de profundo y extenso alcance. En cuya época aconteció la guerra de tres años. El éxito se debió mayormente al descontento general que se vivía en el país por los excesos a los que había llegado Santa Anna, pero también a otro problemas, como el de la distribución de tierras, el control político y económico de los grupos oligárquicos en las regiones, la falta de capitales para echar a andar la economía nacional, la extrema pobreza, etcétera. En pocas palabras, la patria se encontraba quebrada. Esto originó en julio de 1861 la determinación del gobierno juarista de suspender el pago de la deuda exterior, lo que dio motivo a la Alianza Tripartita (Inglaterra, España y Francia) pactada en Londres, para invadir México en octubre. Esta Sociedad fue deshecha diplomáticamente en los Tratados de la Soledad de 19 de febrero de 1862 por don Manuel Doblado, Ministro de Relaciones Exteriores que abordó este sumo peligro “ante el espanto de América y ante el asombro de Europa”.
Deberíamos pensar en la enorme responsabilidad de Juárez, al hacer posible entender cómo se originó el esfuerzo en defensa de la nación y el triunfo lleno de fulgores del gobierno juarista integrado por los hombres de la Reforma, la mayoría de los cuales se habían iniciado también en el Rito Nacional Mexicano.
Benito Juárez construyó su propio camino para alcanzar uno de los lugares más altos en la memoria nacional.
LEYES DE REFORMA





Al decretar las Leyes de Reforma, Benito Juárez García otorga al pueblo de México un marco jurídico que sostendría, más adelante, el proyecto liberal.
-Ley de Nacionalización de Bienes de la Iglesia
El Presidente Benito Juárez García, expone en el decreto firmado el 12 de julio de 1859, que “El motivo principal de la actual guerra promovida y sostenida por el clero es conseguir el sustraerse de la dependencia a la autoridad civil, ya que cuando ésta ha querido, favoreciendo al mismo clero, mejorar sus rentas, el clero, por sólo desconocer la autoridad que en ello tenía el Soberano, ha rehusado aún el propio beneficio”.
Asimismo considera que “Si otras veces podía dudarse por alguno que el clero ha sido una de las rémoras constantes para establecer la paz pública, hoy todos reconocen que está en abierta revolución contra el Soberano y que, dilapidando el clero los caudales que los fieles le habían confiado para objetos piadosos, los invierte en la destrucción general, sosteniendo y ensangrentando cada día más la lucha fratricida que promovió en desconocimiento de la autoridad legítima y negando que la República queda constituida como mejor crea que a ella convenga”.

-Ley sobre el Matrimonio Civil
El 23 de julio de 1859, desde el palacio general del Gobierno de Veracruz, ordena la Ley sobre el Matrimonio Civil, concibiéndolo como un contrato vigilado por el Estado y elevando a la categoría de ley, el régimen matrimonial. Prohíbe la bigamia y la poligamia y establece el divorcio temporal, sin habilitar a los cónyuges para nuevo matrimonio.
Establece en este decreto 31 artículos, con 7 agregados en los que fija el divorcio temporal, cuando la mujer es víctima de adulterio.
-Ley del Registro Civil
El establecimiento del Registro Civil, es un bien tan necesario que hasta la fecha es uno de los decretos de las Leyes de Reforma, que mejores resultados ha dado a todos los gobiernos y se establece el 28 de julio de 1859. Por este medio retira a la Iglesia ésta jurisdicción, estableciendo las formalidades que deben tener las actas de Registro, con funcionarios designados por el Estado. Benito Juárez reconoce que la Iglesia tiene a su cargo el registro de los tres hechos más importantes del ser humano: el nacimiento, el matrimonio y la muerte, asumiendo las facultades de interés general para toda la sociedad y a partir de entonces, sin excluir el matrimonio eclesiástico, el Estado sanciona y legaliza cada uno de ellos.
-Ley de Secularización de los Cementerios
El 31 de julio de 1859, Benito Juárez decreta la Ley de Secularización de los Cementerios y encomienda la administración de éstos al poder público; prohibiendo la costumbre de enterrar los cadáveres en el interior de los templos y retira a la Iglesia toda la intervención en la administración de los cementerios.
Ésta Ley que contenía 16 artículos es decretada, al igual que las anteriores, en el Palacio del Gobierno General de Veracruz.
CONSTITUCIÓN DE 1857

Como resultado de la emisión de las Leyes de Reforma, se realiza un debate por la creación de una Constitución para el país. El 5 de febrero, se realiza la promulgación de la Constitución de 1857; en ella se establece un gobierno republicano democrático, federal y representativo. La República Federal se dividió en tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial. Prohibía la reelección de gobernadores y presidentes. Se garantizó los derechos del hombre: libertad y derecho a la protección de las leyes, libertad de educación y de trabajo, libertad de expresión, de petición, de asociación, de tránsito, de propiedad y de igualdad ante la ley. Sin embargo, en la religión, la Constitución de 1857 mencionó que no se prohibía “el ejercicio de culto alguno”, sin permitir, abiertamente, la tolerancia religiosa.
Asimismo, quedó ratificado que “la soberanía reside esencial y originariamente en el pueblo”.









GUERRA DE REFORMA

El 17 de Diciembre de 1857, Félix Zuloaga invalidó la Constitución con el Plan de Tacubaya, lo cual da inició a la Guerra de Reforma o de los Tres Años.
Los conservadores reconocían a Comonfort como el único presidente con facultades totales para pacificar a la nación y querían convocar a otro Congreso Constituyente.
El 11 de enero de 1858, Tacubaya nombró a Zuloaga presidente. Comonfort se definió por el bando liberal, puso en libertad a Juárez para luego abandonar el país.
Juárez se trasladó a Guanajuato y desde allí manifestó que en su calidad de presidente de la Suprema Corte de Justicia, según la Constitución de 1857, asumía la presidencia del país. De esta forma había dos mandatarios, uno conservador y otro liberal, uno de facto y otro de jure.
En la etapa inicial de la guerra los conservadores obtuvieron varios triunfos consecutivos. El 13 de marzo, una parte de la guarnición de Benito Juárez cambió de bando y él estuvo a punto de ser asesinado.
Durante el primer año de guerra, los generales conservadores obtuvieron significativas victorias. Los conservadores tenían un ejército profesional, mejor organizado que el de sus contrarios. El ejército liberal sólo tuvo pequeñas victorias.
A mediados de 1859 la guerra llegó a una etapa de equilibrio de fuerzas, La Iglesia apoyaba a los conservadores, pero de cualquier forma ningún bando tenía recursos suficientes para definir el curso posterior de los acontecimientos. No obstante ciertos desacuerdos entre los liberales, Juárez dio a conocer algunas de las leyes de Reforma antes de que concluyera la guerra. La Iglesia condenó las leyes de Juárez por considerarlas un ataque frontal al catolicismo y declaró que el gobierno perseguía a la religión.

TRATADO MON-ALMONTE

Los conservadores, al ver que era difícil ganar la guerra, solicitaron ayuda de los españoles.
El 26 de septiembre de 1859 se firmó el tratado de Mon-Almonte. El mismo fue suscrito por Juan Nepomuceno Almonte, hijo de José María Morelos y representante del gobierno conservador, y por Alejandro Mon, embajador de la reina Isabel II de España. Según este tratado, el gobierno mexicano ratificaba un convenio firmado en 1853 por el gobierno de Antonio López de Santa Anna que aceptaba indemnizar a los súbditos españoles por los crímenes cometidos en San Vicente y San Dimas, Durango.


TRATADO MCLANE-OCAMPO

Los liberales, en cambio, buscaron el apoyo de Estados Unidos, país que respaldó al gobierno de Juárez desde 1859. El presidente James Buchanan pretendía apoderarse de Baja California y obtener el derecho de tránsito por Tehuantepec. Robert McLane fue el enviado estadounidense para negociar con el gobierno mexicano representado por Melchor Ocampo, secretario de Relaciones Exteriores.
El Tratado McLane-Ocampo se firmó el 1 de diciembre de 1859. En él se concedía a Estados Unidos el derecho de tránsito por el istmo de Tehuantepec a perpetuidad, incluso el cruce de tropas, y el derecho a pasar de Guaymas a Nogales y de Tamaulipas a Mazatlán, vía Monterrey, por cuatro millones de dólares. El tratado fue rechazado por el senado de Estados Unidos y quedó sin efecto.


FIN DE LA GUERRA DE REFORMA

A principios del año 1860, Zuloaga seguía disputando la presidencia a Miramón, quien contaba con el apoyo de la mayoría conservadora. En la última etapa de la guerra los conservadores trataron de tomar Veracruz. Miramón planeó atacar por mar y tierra. El intento fracasó porque Juárez pidió a una escuadra estadounidense que detuviera dos buques provenientes de La Habana contratados por Miramón.
Después de este fracaso de los conservadores, los liberales inclinaron la balanza a su favor. En 1860, Miramón fue derrotado en Silao por Ignacio Zaragoza y Jesús González Ortega. Poco a poco los liberales se adueñaron del Bajío. Tanto liberales como conservadores estaban desesperados por obtener recursos. Santos Degollado se apoderó de la plata de la catedral de Durango y obtuvo préstamos forzosos de particulares. Miramón hizo tratos con el banquero francés Juan B. Jecker y echó mano de préstamos extranjeros que aumentaron la deuda externa de México.
Juárez destituyó a Degollado por pactar un plan de pacificación con el encargado de negocios de Gran Bretaña, George W. Mathews. En su lugar nombró a González Ortega. A fines de año los liberales estaban muy cerca de la capital. Miramón salió a enfrentarlos en San Miguel Calpulalpan, donde tuvo lugar la batalla definitiva el 22 de diciembre de 1860. El Ejército Constitucionalista contaba con 58 piezas de artillería y 20 mil hombres entre cuyos jefes se encontraban los generales Zaragoza, Pedro Ogazón y Florencio Antillón. Este contingente venció a Miramón, que contaba con 8 mil hombres y 80 cañones. El combate que dio el triunfo a los liberales duró tan sólo 2 horas. Tres días después, éstos ocupaban la Ciudad de México, lo cual significó el triunfo de la república liberal, pero no la paz.
El presidente convocó a elecciones para escoger al titular del poder ejecutivo e integrar el Congreso. Juárez ganó y tomó posesión como presidente electo el 15 de junio.
A la caída de Miramón, Zuloaga se proclamó de nuevo presidente y varios generales conservadores lo reconocieron. Hubo todavía algunas batallas. Porfirio Díaz y González Ortega vencieron a las fuerzas de Márquez en Jalatlaco; Nicolás Régules derrotó a los conservadores en Cuautla, y Santiago Tapia los venció en Pachuca.
Uno de los puntos culminantes de esta etapa del conflicto, teñido de venganza, fue la muerte de Melchor Ocampo, fusilado por órdenes de Márquez en Tepeji del Río, en junio de 1861. Ocampo había dejado el ministerio de Relaciones y vivía retirado en una hacienda. Fue sorprendido por Lindoro Cajigas y entregado a las fuerzas de Márquez. La muerte de unos de los mayores arquitectos de la reforma liberal indignó a muchos de sus partidarios. Santos Degollado salió a vengarla y falleció en un combate cerca de la Ciudad de México. Leandro Valle fue muerto por órdenes de Márquez cuando salió a combatir una partida de conservadores en 1861.
Como resultado de la guerra, la economía estaba paralizada. El gobierno no contaba con recursos para sostener el ejército ni a la administración. Los fondos obtenidos de la nacionalización de los viene de la Iglesia se habían agotado en la guerra. Se tomaron algunas medidas encaminadas a reactivar el comercio y también fueron reducidas las fuerzas armadas.

Sea como fuese el origen de la masonería en México, a partir de su aparición, estas sociedades secretas tuvieron un fuerte impacto en la organización social y política del país, contándose entre sus miembros a militares, ricos comerciantes, clérigos, frailes y empleados de gobierno. El carácter secreto de estas organizaciones fue el arma oportuna para que pugnaran por cambiar el orden político, pues la prohibición de las reuniones públicas hacía de la masonería el único medio por el cuál pudieran expresarse los ideales.